lunes, 10 de agosto de 2009

HAMVAS: INTERLUDIO ESCATOLOGICO, IVª PARTE




La gente se cree en general, que nuestra mal está en el delito. En delito se entiende que alguien miente, roba, estafa, asalta, fornica, mata. Su ignorancia ha llegado a tal grado, que promulgan leyes grandilocuentes contra el delito, incluso, amenazando con la horca. A pesar de que estas leyes son milenias, todavìa no han surtido efecto. Enfrentando esta creencia general, aquí en este momento levanto una protesta. Como consecuencia de reflexiones, razonamientos muy fundadas hago mi declaración, que el origen de nuestras calamidades no es el delito. La raíz del mal se encuentra más a fondo. El mal es consecuencia de la mala conducta. La mala conducta es la causadora, el delito solamente es su consecuencia. Con esto, el reino de la ley y la moral está terminado, sigiendo los senderos del Apóstol San Pablo y con esto quisiera basar el origen de todas las actividades humanas en el FUNDAMENTO, en la religión. Lo hago porque según mis experiencias la ley y la moral ha curado el delito a lo máximo, virtualmente y hamás ha podido curar algún mal, siquiera. La raíz del delito y así la fuente del mal, está mucho más profundo, que la ley y la moral pudiese combatirla. Los delitos catalogizados en los Códigos Penales son las consecuencias finales de la mala conducta religiosa. Ya lo he dicho y ahora de nuevo lo manifiesto, todos tenemos algúna religión y que no
hay gente sin religión. Si alguien no cree en la religión buena, cree en la mala. Entre todas las religiones la peor es el ateismo. Lo esencial, sin embargo, sigue ahora. La religión mala no es consecuencia de la mala conducta. No. La religión mala es la mala conducta misma. El mal comportamiento es el cultivo de todos los males y es la fuente del delito. Es fuente, primordialmente a los defectos morales, como la envidia, la avarícia, insolencia, fanfarronada y la falta de gusto. Además, también es la fuente de
los delitos persegidos por los códigos penales, como el hurto, estafa, homicidio. Los supuestos delitos ya son, solamente las últimas consecuencias de la religión mala. ¿Consecuencias de qué son? Son las consecuencias de la mala conducta, o de otra manera, las de la mala religión. ¿Qué tenemos que hacer? ¿Promulgar leyes más severas? ¡Nada de estos! Estos ya tratarian los
sìntomas, en vez de las causas. ¿Instruir para autodisciplina moral? ¿Practicar ascetismo? ¿O ponerse autoflagelación? ¿Mortificación? No, y cien veces no. También éstos son consecuencias. Hay que cambiar el compotramiento. Hay que transformar la religión mala en religión buena. Estos no enseñan los libro de derecho, ni los juristas, ni los jueces, ni los reyes, ni los curas, tampoco los moralistas, satíricos, los virtuosos, ni los predicadores, misionarios, sino solamente, los escatologos en los momentos de creación de nuevas religiones. Nadie se sorprenda que en la vida humana el mal juega un papel tan importante. Propiamente, el mal es nuestro único reto para resolverlo. En el principio de los principios el ser humano cometió el pecado original. Ya sabemos que esto pecado en que consiste. No es tal que es contrario a la ley. No se puede condenar ni siquiera con los principios morales más severos. ¿Porqué? Porque el pecado original, el pecado más profundo es el peor mal de la religión mala, el comportamiento mal. En esto momento el hombre se traumatizó con una convulsión. La Biblia lo llama Pecado Original. Desde esto momento, todos nosotros llevamos en nuestras entrañas fundamentales la trauma que ha acontecido en los fundamentos de nuestra existencia, en nuestro comportamiento religioso. Esto choque es hereditario. El propio mal comportamiento nos irrita y buscamos desesperadamente nuestra absolución. El diluvio universal no bastaba para nuestras abluciones para nuestra purificación. Sin embargo, con el arco iris de nuestra esperanza también apareció la
bebida de la absolución. Yo puedo entender e interpretar el vino solamente, como el acto de gracia más súblime. El vino absolve. Tenemos vino. Ya podemos absolver esta maldita convulsión. El vino nos devuelve nuestra vida original, el paraiso, nos indica el camino hacía la última celebración mundial. Esto puente entre el primer y el último día el Hombre puede
soportar solamente en un éxtasis. Esto éxtasis es el vino.

Hierático (adjetivo) 1. Relativo a las cosas o funciones sagradaso a los sacerdotes. 2. Rígido, severo, que no deja traslucir sentimientos o que afecta solemnidad. En pintura o escultura , dícese de las formas fijadas por la tradición religiosa y, a menudo y por lo mismo, frías, arcaisantes e inmutables. 4. Escritura hierática es trazado cursivo que esquematizaba la escritura jeroglífica.
Escatología (nombre) 1. (de escato, último y logía) Conjunto de doctrínas y creencias relacionadas con el destino último del hombre y del universo. 2. Estudio de los exrementos.
Escatológico 1. Relativo a la escatología, parte de la teología. 2. Relativo a los excrementos y a
las suciedades.

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